sábado, 20 de enero de 2024

Una vida de esperanza y propósito

Yo fui tutor y docente del área de CyT de María Angélica y 28 estudiantes más, en 1ro “C”, un salón variado, hijos de inmigrantes provincianos, tanto de la sierra, como de la selva; con ciertos problemas entre ellos de convivencia intercultural y de discriminación.
María Angélica, una niña postrada en silla de ruedas, sufre una enfermedad degenerativa, conocida como enfermedad de Charcot-Marie-Tooth. De acuerdo a fuentes especializadas, mencionan que: “La enfermedad de Charcot-Marie-Tooth es una afección genética hereditaria que se produce cuando existen mutaciones en los genes que afectan los nervios de los pies, las piernas, las manos y los brazos. (...) se conoce también como neuropatía motora y sensitiva hereditaria.” (Mayo Clinic, Sandhya Pruthi, M.D., Jefe de redacción médica) 
Ella no era la primera que tenía esta enfermedad en su familia. Su hermano mayor “Jorguito”, también sufrió con esto, el que a los 15 años de edad, falleció.
Sus padres, que son de condición humilde, no pudieron atenderlo convenientemente y ahora, la última de sus hijas volvía a presentar este mal hereditario. 

María Angélica, venía de concluir primaria "satisfactoriamente", lo cierto es que simplemente los profesores la dejaban pasar de año, sin haberle dado una adecuada atención a su desarrollo cognitivo y socio-emocional. El tiempo para ella solo “pasaba”, sin ninguna esperanza de recuperarse, sabiendo que su mal avanzaba perdiendo cada vez más sus sensibilidades motoras. 
Al llegar a secundaria, era una niña huraña, tímida, que solo se pasaba mirando o atendiendo a sus compañeros, rara vez a sus profesores.
Sus compañeros que venían con ella desde primaria, podían ver su frustración cuando trataba de amoldarse en secundaria a sus nuevos compañeros y compañeras que la miraban con pena, extrañeza y muchas veces dejándola de lado en las actividades grupales de aprendizaje. 

Necesitábamos promover la convivencia democrática e intercultural, a la vez de valorar convenientemente la diversidad en el salón y de atención para cada uno de ellos, estableciendo vínculos positivos y desarrollando sus habilidades socio-emocionales, especialmente de solidaridad, empatía y resiliencia para con su compañera.

1.- Caracterización socio-cultural de los estudiantes del 1ro “C” Era nuestra prioridad, conocernos mutuamente, docentes, estudiantes y padres de familia. Las Fichas de diagnóstico socio-cultural fue un medio para poder hacerlo, además de leer y analizar sus boletas de logros de aprendizaje de primaria y las fichas entregadas por los PPFF al momento de la matrícula. Los PPFF a través de las reuniones periódicas nos ayudaron al mejor entendimiento de la realidad socio-cultural de mis estudiantes.
Para María Angélica se hizo una ficha especial adaptada a su condición, siempre fomentando un clima agradable, propicio para una mejor convivencia y desarrollo de las actividades programadas. A través de juegos y momentos de compartir, pudieron ellos también conocerme mejor. 

Era conciente que mi formación profesional no me había ayudado a entender mejor la situación de María Angélica, me sentía incapaz de ayudarla como hubiera querido, pero al indagar sobre estos temas y leer algunos escritos de autoayuda, me llamó la atención las palabras de San Agustín: “La esperanza tiene dos hijos preciosos, sus nombres son Enojo y Valentía. Enojo al ver como son las cosas y Valentía para no permitir que las cosas queden así”.
Entonces practiqué el valor de la esperanza y eso hice con mis estudiantes también: El valor de la esperanza, caminando con un propósito: El camino va cuesta arriba.

2.- La práctica permanente de habilidades socioemocionales Como diría la famosa experta en relaciones laborales Esther Perel: la calidad de nuestras relaciones (habilidades socio-emocionales) determina la calidad de nuestra vida. Podríamos agregar que nuestra calidad de vida también influye significativamente en los resultados de nuestros estudios, trabajo, adaptación, desarrollando nuestras potencialidades y alcanzando un mejor equilibrio en todas las esferas personales. 

Permanentemente con mis estudiantes, desarrollamos las habilidades socio-emocionales transversalmente en cada actividad de aprendizaje y los resultados fueron satisfactorios
Dimos énfasis al valor de la esperanza que nos conecta con nuestra resiliencia interior, compartiéndolo con los demás, generando y descubriendo nuestros propósitos en la vida, generando cambios significativos en el desarrollo socio-emocional, pero también cognitivo, pues nos brinda la fuerza y la motivación para superar los obstáculos y seguir adelante, en un clima positivo.
La esperanza actúa como un poderoso motor de motivación y mis estudiantes y yo lo pusimos en práctica. Nos impulsó a establecer metas y trabajar arduamente para alcanzarlas. 

Cito: “Cuando tenemos esperanza, estamos más dispuestos a persistir ante los obstáculos y a aprender de nuestros fracasos. La esperanza nos brinda la valentía y la determinación necesarias para enfrentar los desafíos y seguir adelante a pesar de las dificultades. Nos brinda la fuerza y la motivación para superar los obstáculos y seguir adelante. La esperanza nos conecta con nuestra resiliencia interior y nos recuerda que siempre hay un rayo de luz en la oscuridad. Cultivar la esperanza en nuestras vidas y compartirla con los demás puede generar un cambio profundo y significativo” Francisco Javier Diez Jiménez. Gerente de Aprendizaje & Desarrollo en Gestión Global. 

Estas dos estrategias para promover la convivencia democrática me sirvieron para mejorar la relación socio-afectiva entre mis estudiantes, respetándose, apoyándose, en especial María Angélica hacia sus compañeros y profesores y viceversa. 
Hicimos de nuestras clases una fiesta de solidaridad y propósitos definidos con la esperanza de cada vez ser mejor persona con la sociedad.
Se evidenció en las diferentes actividades programadas, festivales, actuaciones y sesiones de aprendizaje. Descubrí en estas estrategias una efectiva manera de crear un ambiente saludable, propicio para un aprendizaje con propósito. 

Ahora que por razones familiares me reasigné a otro colegio, siempre estoy en contacto con ellos, además de emplear estas estrategias con mis nuevos estudiantes en mi nuevo centro de trabajo.

(Actualmente María Angélica está en Estados Unidos, recibiendo terapia especializada respecto a su enfermedad, con nuevos retos, nuevos caminos, siempre motivada a superar los obstáculos, con la esperanza puesta además en Dios y en sus propósitos.)